iBanFirst Blog

Europa Central: ¿qué países no utilizan el euro y por qué?

Escrito por iBanFirst | Sep 19, 2022 2:56:00 PM

Como segunda moneda más negociada en el mercado de divisas y segunda moneda de reserva después del dólar estadounidense, el euro desempeña un papel importante en el comercio internacional. Y aunque sea compartida por 19 países —lo cual facilita el comercio y las inversiones entre ellos—, algunos países de Europa Central aún no han adoptado la moneda única. Más allá de contribuir a aportar diversidad al mercado de divisas, cabe preguntarse: ¿por qué no utilizan el euro? Echemos un vistazo a cinco de estos países: Bulgaria, República Checa, Hungría, Polonia y Rumanía.

 

El lev búlgaro (BGN)

Aunque Bulgaria expresó su firme compromiso de cumplir los criterios de convergencia y adoptar el euro desde que se incorporó a la Unión Europea en 2007, actualmente sigue utilizando su propia moneda, el lev (BGN). Sin embargo, esto puede cambiar pronto.

 

Tiempo en la sala de espera

En 2020, junto a Croacia, Bulgaria se unió al Mecanismo de Tipos de Cambio II, la llamada «sala de espera» para la adopción del euro. Su moneda se ha vinculado a un tipo central de 1,95583 EUR/BGN con el euro y durante los próximos años el BCE supervisará cuidadosamente los movimientos de la moneda. Si todo va según lo previsto, Bulgaria podría incorporarse a partir de 2023, lo que supondría la primera ampliación de la eurozona desde 2015, cuando Lituania se convirtió en el decimonoveno país en adoptar el euro.

 

La crisis financiera de Bulgaria de 1997

Tras la caída del comunismo, Bulgaria experimentó una inestabilidad financiera que condujo a un periodo de hiperinflación. Tras varios intentos fallidos de estabilización, en 1997 el gobierno introdujo una junta monetaria, que vinculaba el valor de la moneda nacional al marco alemán y toda la moneda búlgara en circulación estaba respaldada por el Banco Nacional de Bulgaria. La Junta Monetaria sigue vigente hoy en día y, con la introducción de la moneda única, el lev pasó a estar vinculado al euro al tipo de cambio que tenía el marco alemán con el euro cuando Alemania adoptó la moneda única en 1999. En otras palabras, la moneda búlgara ha estado ligada de facto a la política monetaria y a las decisiones sobre los tipos de interés del Banco Central Europeo durante los últimos 22 años.

 

¿Sabía que...?

En búlgaro antiguo, la palabra «lev» significa «león».

 

La corona checa (CZK)

Al igual que otros países de la región, la República Checa sufrió numerosos cambios económicos y geopolíticos en un corto periodo de tiempo. Su moneda actual, la corona, se introdujo en 1993 y debe su nombre a la moneda que se había instaurado en 1892 y que se utilizó hasta la disolución del Imperio austrohúngaro en 1918.

 

Siempre fuerte a pesar de los desafíos

Bajo el Imperio austrohúngaro, las tierras checas representaban el núcleo del crecimiento económico e industrial, produciendo la mayoría de los bienes industriales del imperio. La región siguió disfrutando de una considerable prosperidad después de la Primera Guerra Mundial, cuando su moneda era incluso considerada la más estable de Europa. La ocupación del país por parte de Alemania desde 1938 y la posterior subordinación por parte de la Unión Soviética fueron perjudiciales para la economía local, que experimentó un declive relativo.

 

Desde su independencia del bloque comunista, la liberalización y la buena gestión económica dieron lugar a un tipo de cambio estable, a un bajo desempleo, a una baja deuda externa y a un desplazamiento de las exportaciones del antiguo bloque soviético a los países occidentales, con Alemania a la cabeza. Tras la disolución en 1993 de Checoslovaquia en dos países independientes, la República Checa y Eslovaquia, la corona checa pasó a ser totalmente convertible en 1995. Gracias a la aplicación de estrictas políticas fiscales, que garantizaron la estabilidad del sector bancario y la adopción de una actitud prudente, la República Checa fue el primer país poscomunista en recibir una calificación crediticia por parte de una institución crediticia internacional.

 

La soberanía es lo primero

Al igual que en las vecinas Hungría y Polonia, el sentimiento general de la población de la República Checa es contrario al cambio de la moneda local al euro. Según una encuesta realizada en 2019, nada menos que el 75 % de los checos se oponen a la adopción del euro y prefieren mantener el control de su política monetaria.

 

¿Sabía que...?

En 2019, la República Checa se clasificó como la 7.ª economía más compleja según el Índice de Complejidad Económica (ICE), por delante de Estados Unidos y de la mayoría de los países de Europa Occidental.

 

El forint húngaro (HUF)

A lo largo de los últimos siglos, Hungría ha tenido varias monedas, entre ellas el pengő y la corona. Adoptada en 1946, su moneda actual, el forint (HUF), ya fue la moneda del país desde 1754 hasta 1892. Hasta 1994, Hungría había vinculado el forint a una cesta de monedas, entre ellas el dólar estadounidense y el marco alemán. Hoy en día, es una moneda de libre flotación.

 

Un paso atrás en el tiempo

Puede que Hungría esté hoy en un segundo plano en la escena internacional, pero no olvidemos su larga historia y, sobre todo, su época dorada: el Imperio austrohúngaro. Con una extensión de más de mil kilómetros desde la República Checa hasta la punta de Croacia y desde Ucrania hasta el norte de Italia, Europa central se gobernaba en parte desde Budapest, lo que convertía a la ciudad en un importante centro económico. En aquella época, el imperio era el tercer mayor fabricante y exportador del mundo y tenía la cuarta mayor industria de construcción de maquinaria. El Imperio era considerado como un pionero de la ciencia y la tecnología y generaba altos niveles de comercio, tanto en el ámbito nacional como el internacional, gracias a su amplia red de ferrocarriles.

 

El colapso del imperio y de su unión económica y monetaria al final de la Primera Guerra Mundial fue un duro golpe para la región. La creación de nuevas naciones, el levantamiento de las fronteras y el desmoronamiento de los acuerdos comerciales obstaculizaron drásticamente el crecimiento económico de Hungría. Sin embargo, la historia tiene tendencia a repetirse. El final de la Segunda Guerra Mundial marcó el sometimiento de Hungría a la Unión Soviética, uniéndola de nuevo, en cierta medida, a sus países vecinos.

 

Como resultado, la historia reciente de Hungría ha reforzado un sentimiento de autodeterminación nacional, que comparte con otros países centroeuropeos como la República Checa y Polonia. Para algunos húngaros, la idea de formar parte de una unión económica y monetaria y renunciar al control de las arcas públicas reabre viejas heridas...

 

Exportaciones ante todo

El rico pasado industrial del país perdura hoy en día y sigue siendo una de las naciones líderes a la hora de atraer inversiones extranjeras directas en Europa Central. Su economía, orientada a la exportación, hace especial hincapié en el comercio exterior y entre sus principales socios comerciales se encuentran todos los antiguos territorios austrohúngaros.

 

El złoty polaco (PNL)

Aunque Polonia accedió a la Unión Europea en 2004, actualmente no utiliza el euro, y en su lugar emplea su propia moneda histórica, el złoty (PNL). La moneda polaca que conocemos hoy surgió en 1995 bajo el régimen poscomunista con el objetivo de impulsar la economía del país. La moneda pasó a ser convertible en los mercados internacionales y el gobierno vinculó el złoty al euro antes de que la moneda fuera finalmente de libre flotación en el año 2000.

 

Una historia de éxito económico

Puede decirse que la economía polaca es una historia de éxito. Desde que el país abandonó el bloque comunista, su economía no ha dejado de crecer cada año y su PIB se ha multiplicado por siete desde 1990. De hecho, ni siquiera la recesión económica de 2008 obstaculizó significativamente su crecimiento. Con la caída del régimen comunista, Polonia cambió radicalmente su estrategia económica con respecto a Occidente. Hoy en día, más del 70 % de sus exportaciones se dirigen a países europeos y solo el 30 % a la vecina Alemania, su principal socio comercial.

 

Si su economía no ha dejado de mejorar desde que se independizó del bloque comunista, y si la mayor parte de su comercio lo lleva a cabo con países europeos, ¿por qué Polonia no se ha unido aún al euro?

 

Y entonces, llegó la crisis

Su objetivo inicial era entrar en la zona euro desde 2012. Poco sabía el país que se avecinaba la crisis financiera de 2008. Las estadísticas económicas informaron de que la devaluación de su moneda flotante había hecho que los productos polacos fueran más competitivos para los compradores extranjeros durante la crisis. Teniendo en cuenta la situación, el gobierno decidió retrasar las negociaciones de entrada hasta que la crisis mundial remitiera. Sin embargo, desde entonces, los cambios políticos en el país han ido alejando a Polonia de un consenso sobre la cuestión.

 

¿Sabía que...?

Según un reciente informe de Ernst & Young, Polonia se encuentra entre los 10 destinos de inversión más atractivos de Europa. 
 

Polonia aún debe cumplir con dos criterios de convergencia: la estabilidad del tipo de cambio y los tipos de interés a largo plazo, incluida la participación en el MTC II. En su estado actual, la relativa volatilidad del złoty ofrece un margen considerable para que los especuladores apuesten y hace que las imposiciones del MTC II sean mucho más difíciles de cumplir.

 

El leu rumano (RON)

Rumanía entró en la UE en 2007 junto con su vecina, Bulgaria. Sin embargo, al igual que Bulgaria, Rumanía sigue utilizando actualmente su moneda nacional, el leu (RON). En la actualidad, Rumanía trabaja para cumplir los criterios de convergencia y tiene como objetivo adoptar el euro a finales de la década.

 

Durante su época como parte del bloque oriental, Rumanía experimentó una rápida industrialización, pero el final del periodo comunista provocó una fuerte recesión económica y una elevada inflación. La privatización y las estrictas medidas de austeridad ayudaron a estabilizar la moneda. Hoy en día, la demanda interna desempeña un papel importante en la economía. Las inversiones extranjeras directas, que se sitúan por encima de la media de la UE, ya que Rumanía se considera un país con un importante potencial económico, también tienen un impacto importante en la economía de la nación.

 

La adhesión del país a la Unión Europea y al espacio Schengen contribuyó en gran medida a desarrollar y facilitar su comercio a nivel europeo. Las relaciones económicas franco-rumanas son particularmente buenas y el comercio entre los países está bien equilibrado. De hecho, Francia y otros países de la UE, como Alemania, Italia y Hungría, se encuentran entre los principales socios comerciales de Rumanía.

 

Un destino de inversión improbable

Algunos de los legados de su periodo soviético incluyen una sólida infraestructura de telecomunicaciones y una tendencia hacia un sistema educativo centrado en la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Como resultado, su industria tecnológica se ha beneficiado enormemente de estas ventajas y actualmente está en auge. Sus áreas de especialización relacionadas con las tecnologías de la información incluyen la ciberseguridad, el software empresarial y el sector tecnofinanciero. El creciente mercado nacional de Rumanía, su mano de obra joven y diversa y su pertenencia a la UE la convierten en un destino prometedor para los inversores en tecnología.

 

Aprovechar el dinamismo de la región

Puede que a algunos de estos países centroeuropeos les haya costado cierto tiempo encontrar su sitio, pero ahora se están poniendo al día rápidamente. La región, económicamente dinámica, atrae a las empresas de los países, de dentro y fuera de la zona euro, que buscan establecer una presencia local. A este respecto, nuestra lista sobre cómo expandir con éxito un negocio a nivel internacional puede proporcionar una visión sobre la mejor manera de abordar la cuestión.

 

El mercado de divisas  en el extremo occidental del viejo continente se ha apaciguado desde la introducción del euro, pero Europa Central representa un destino deseable para muchas empresas en expansión. Presentes en Hungría, Bulgaria y Rumanía, los equipos locales de iBanFirst pueden aportar su experiencia sobre la mejor manera de optimizar los pagos en distintas divisas y las transacciones de importación y exportación.


Ya se trate de la economía altamente compleja de la República Checa, del floreciente sector de las tecnologías de la información de Rumanía, de la economía húngara orientada a la exportación, de Polonia y su mercado nacional en rápido crecimiento o de la economía abierta y estable de Bulgaria, nuestros expertos están a su disposición para acompañarle lo mejor posible en sus oportunidades de negocio.